martes, 11 de junio de 2013

Julián Marías y la continuidad histórica de España

         
D. Ramón Menéndez Pidal
            Desde el último tercio del siglo XIX, España vive un nuevo Siglo de Oro de su cultura, señalado por Menéndez Pidal y refrendado por Madariaga en el artículo "Las letras españolas" del periódico El Sol del 2 de febrero de 1925.
            Cuatro generaciones; la primera, la Romántica, Valera, Alarcón, Pereda... la segunda con Galdós, Pardo Bazán, Clarín, Palacio Valdés, Menéndez Pelayo... la tercera, la del 98 y la cuarta la de Ortega, Marañón, Pérez de Ayala, Ramón Gómez de la Serna, etc. A eso hay que añadir la de la generación del 27 y con posterioridad la generación de los nacidos en torno a 1914, como Julián Marías y la mayor parte de los discípulos de Ortega en la llamada Escuela de Madrid.









           El nuevo Siglo de Oro de la cultura española contrasta con aspectos negativos de su historia que tienen como grado inferior de su trayectoria la Guerra Civil española, centro de su siglo y distorsionador del sentido propio de una historia llena de esplendores, no reconocidos nada más que por un número reducido de personas, lo que dificulta su continuidad y el enriquecimiento necesario para que una nación alcance su plenitud.
            Uno de los aspectos más negativos del siglo XX es la aparición de los nacionalismos de carácter regional que obligó a replantearse el problema de España a muchas personas y perturbó las relaciones políticas durante mucho tiempo y lo sigue haciendo hoy en día con consecuencias imprevisibles.
            El movimiento catalanista es el que empezó a manifestarse de manera clara en 1892, cristalizado en las “ Bases de Manresa” y en la publicación de una obra del obispo Torras y Bages, titulada “ La tradició catalana”. Luego secundado por los hermanos Arana en el País Vasco, después de estudiar en Barcelona.
            La Restauración monárquica de 1876, propició una época de estabilidad a la vida española en el final de un siglo XIX lleno de convulsiones, pero que fue poco a poco deteriorándose: “ La constitución de 1876 llevó consigo, por la debilidad de la vida rural provinciana, la aparición de grupos que controlaban las elecciones, o sea el caciquismo, que se hizo cada vez más fuerte y debilitó progresivamente el Estado con sus exigencias y terminó con el sistema”, dijo Ortega en 1928,
            Diversos grupos sociales y políticos fueron distanciándose del Régimen, como el caso de grandes sectores de la Iglesia Católica, descontentos con el liberalismo y la tolerancia de la Monarquía ( Ver artículos de Enrique González Fernández en la Revista Cuenta y Razón- www.cuentayrazon.org : nº 128 "Nacionalismo y cristianismo" y nº 136 "Nacionalismo y clericalismo"). También los diversos grupos sindicalistas, los nacionalismos regionales y el partido socialista.
         
Caballero de El Greco
   La derrota de 1898 frente a lo Estados Unidos con la pérdida de Cuba, Puerto Rico y las islas Filipinas, envalentonó a los enemigos del sistema, con el recrudecimiento del terrorismo y de las pretensiones nacionalistas. El terrorismo fue creciendo a la par con el nacionalismo regional: atentado contra Martínez Campos en 1893, coincidente con las bombas del Liceo de Barcelona. En el año 1908 se propuso una ley protectora contra el terrorismo que no se llegó a promulgar por oposición de los liberales. Año del asesinato del rey de Portugal y del príncipe heredero en un atentado que llevó a la proclamación de la República en el país vecino
            Muy pronto los abanderados de la cultura española intervinieron en defensa de la verdad histórica. Menéndez Pidal escribió un artículo en 1902, en “ El Imparcial”, titulado “ Cataluña bilingüe”, que suscitó una larga polémica en la prensa catalana.
            En 1909  la derrota militar en el norte de África, en el Barranco del Lobo y la Semana Trágica de Barcelona trajeron aires sombríos a la vida española.
            En 1910 la voz de Menéndez Pelayo retumba en “Dos palabras sobre el centenario de Balmes”:  “ Hoy presenciamos el lento suicidio de un pueblo que, engañado mil veces por gárrulos sofistas, empobrecido, mermado y desolado, emplea en destrozarse las pocas fuerzas que le quedan, y, corriendo tras los trampantojos de una falsa y postiza cultura, en vez de cultivar su propio espíritu hace espantosa liquidación de su pasado, escarnece a cada momento las sombras de sus progenitores, huye de todo contacto con su pensamiento, reniega cuanto en la Historia nos hizo grandes, arroja a los cuatro vientos su cultura artística y contempla con ojos estúpidos la destrucción de la única España que el mundo conoce, de la única cuyos recuerdos tienen virtud bastante para retardar nuestra agonía”.
            El año 1912 es el del asesinato de Canalejas, hombre de gran futuro político y una esperaza más frustrada por el terrorismo.
            En 1914 se produjo la destitución de Unamuno de su cátedra, por el ministro Bergamín, lo que llevo a éste a hacerse republicano y anti Alfonso XIII, sus artículos contra el Régimen son de gran virulencia desde entonces.
            La guerra de 1914 supuso un cambio de gran calado en la vida española, que introdujo, por las diversas propagandas de ambos contendientes, un elemento de partidismo que añadió leña al fuego de las diversas crisis políticas que se arrastraban con anterioridad. Se produjo, no obstante, un incremento de la riqueza que estabilizó la economía, aunque de manera momentánea.
            En 1916 Menéndez Pidal ingresa en la Real academia de la Historia, en su discurso sobre la “ Crónica General de España” dice: “ Castilla creó la nación por mantener su pensamiento ensanchado hacia la España toda; jamás ningún egoísmo regionalista puede nacer en ella, ni tampoco por ella debe ser acatado”.
            En 1917 las Juntas de Defensa y la crisis ministerial hizo que Ortega publicara en “El Imparcial” el día 11 de junio el artículo “Bajo el  arco en ruina”. En el que solicitaba una reforma constitucional para resolver los problemas políticos que se iban enconando: “ Un Estado es una articulación de prestigios personales y corporativos que, apoyándose unos en otros y nutriéndose recíprocamente, ejercen el poder, imponen conexión a los grupos internos. Desde 1898 la historia de nuestro país es la de una liquidación de prestigios... La España del siglo XX es una España invertebrada”. Este artículo supuso una crisis del periódico que llevó a Ortega a fundar “El Sol”  mejor periódico español del siglo XX y referencia de los mejores de su tiempo, dónde escribía lo más granado de la cultura española, al decir de Marañón en sus “Ensayos liberales”:  “Ahora nos damos cuenta de que los españoles que hemos dejado de ser jóvenes habíamos vivido una de las eras más singulares, más plenas, más saturadas de interés que haya gozado jamás pueblo alguno sobre la tierra”.
El 9 de diciembre escribe Ortega “¿Cuándo aprenderán nuestros ministros que los hombres de la calle no hemos venido al mundo para que se nos gobierne con facilidad, sino al contrario, los gobiernos existen para que los hombres de la calle puedan vivir cada día con mayor plenitud y menos vetos?”.O X p. 374. Hoy se podría decir lo mismo.
            En el año 1919 Ortega escribe un artículo en “El Sol”, titulado “Tartufo y compañía” en el que afirma: “ Vemos desesperanzados que media España se apresta a venir a las manos a la otra media”. OX p.535.
            El año 1921 es el desastre de Annual y del asesinato de Dato. Ortega que ya mostró su preocupación política en muchos artículos, en su conferencia “Vieja y nueva política” y en la fundación de la “Liga de Educación Política”, escribe un libro fundamental: “La España invertebrada”, preocupado por el auge del regionalismo en la España de su tiempo. Define al provinciano como “El que cree que su provincia es el mundo y su pueblo una galaxia”, esa mentalidad lleva al nacionalismo.
           
Ortega parte en “La España invertebrada” de la idea de incorporación de Mommsen, en su “Historia de Roma”, por entender que el proceso de nacionalización de España se hizo mediante “Articulación de colectividades en una unidad superior” y no mediante una “Dilatación de un núcleo inicial”. “El poder creador de las naciones es ingenio como el de la poesía, la música. Roma y Castilla, mal dotadas intelectualmente, forjaron las dos amplias estructuras nacionales”. O III p. 55-56.
            En 1923 la crisis política se acentúa con el asesinato del Cardenal Soldevilla en Zaragoza y la del líder sindicalista Salvador Seguí. La dictadura militar de Primo de Rivera intenta acabar con todo esto.
            Los primeros años de la Dictadura fueron eficaces, pero la ausencia de elecciones  hicieron al Régimen cada vez más ilegítimo. Ortega publica en esos años unos artículos donde busca la regionalización de España: “No por razones históricas, de pretérito sentimental, sino, al revés, por conveniencia de futuro” O XI p. 87, pues “No hay otra manera de educar y hostigar la conciencia política que haciéndola responsable de sus actos. La región permite esto, al hacer de un pueblo que abandone la actitud de espectador” O XI p. 90.
Otros  aparecerán en forma de libro, sorteando la censura. Será “La redención de las provincias” Para Ortega el hombre es un ser social y antisocial al mismo tiempo, de ahí surge su sociología y su explicación del Estado, el derecho, etc.  Aboga por un Estado como piel y no como aparato ortopédico.
            Posteriormente en la discusión del Estatuto de Cataluña en la República, añadió: “La ley regional conviene a las regiones menos preparadas para hacer capaces a los incapaces y todavía no se ha encontrado mejor manera de enseñar a nadar que arrojar al aprendiz al agua” O XI p. 375.
            La Dictadura terminó y las reformas seguían sin aparecer. Ortega escribió entonces el artículo: “El error Berenguer” en el periódico “El Sol”, 15 de noviembre de 1930, que termina con la conocida expresión “Delenda est Monarchia”. Posiblemente la razón por la que el periódico tuvo que cambiar su línea editorial y Ortega buscar otra prensa dónde escribir. Además de fundar la “Agrupación al Servicio de la República” con Gregorio Marañón y Ramón Pérez de Ayala.
            Una vez llegada la República es saludada por Ortega con entusiasmo y ante el proyecto de nueva Constitución pide “Un Estado fuerte que sea capaz de sojuzgar a las fuerzas poderosas que lo amenazan. Siempre con el riesgo de aplastar al individuo, y si se da el caso entonces el Estado morirá, como ocurrió con el Estado romano que aplastó a los individuos y entonces desnutrido de lo único que nutre al Estado, que es la espontaneidad individual, acabó por esqueletizarse en puro militarismo y llegó un momento en que murió, estrangulándose a sí mismo” O XI p. 376.
            El 9 de septiembre de 1931 escribe en “Crisol” Ortega un artículo titulado “ Un aldabonazo” en donde dice. “ Llamar revolución al cambio de Régimen acontecido en España es la tergiversación más grave y desorientadora que puede cometerse” y termina con las famosas palabras: “¡No es esto, no es esto!. La República es una cosa. El “radicalismo” es otra. Sí no, al tiempo.” Como todos sabemos el tiempo le dio la razón.
            La noche del 25 al 26 de septiembre de 1931 Ortega pronunció un discurso muy importante en las Cortes sobre la autonomía regional desvelando claridades en una cuestión de suma importancia en su momento y hoy en día casi más todavía.
            Ortega contrapone federalismo y autonomismo como ideas contrarias.” El autonomismo es un principio político que supone ya un Estado sobre cuya soberanía indivisa no se discute porque no es cuestión”. “Da por supuesto el problema de soberanía y reclama para los poderes secundarios la descentralización mayor posible de funciones políticas y administrativas.”. Sin embargo el federalismo es lo contrario: “Estados independientes y soberanos cedan una porción de su soberanía a un Estado nuevo integral, quedándose ellos con otro trozo de la antigua soberanía que permanece limitando el nuevo Estado recién nacido”.
          
  La soberanía unitaria significa: “La voluntad radical y sin reservas de la convivencia histórica”. El discurso de Ortega es referencia de todo el desarrollo posterior de la autonomía que es vigente en la Constitución Española actual y que convendría repasar a los despistados en cuestiones constitucionales para aclarar dudas e interpretaciones malintencionadas.
            Otra advertencia de Ortega aparece en el periódico “Luz”, el 15 de enero de 1932, ante los peligros que se ciernen sobre la República, en el artículo: “Platónica advertencia sobre la respetabilidad del Estado”, advertencia que retomó Julián Marías en los primeros escritos sobre el cambio político español que se avecinaba en 1975 y que publicó en el libro “La España Real”. En este artículo se dice: “ Un Estado es, ante todo, un poder público respetable, y porque respetable, respetado(...)¿ Y en qué consiste ese respeto del gobernante al Estado? En la cosa más sencilla del mundo: en que maneje al Estado como lo que es, como un poder “publico”, no como un poder particular. Desde el Estado no se puede favorecer ni agredir metódicamente a ningún grupo de los que integran la comunidad. En la medida que haga esto el gobernante denigra al Estado y lo irrespetabiliza(...)Pero si es el Estado quien practica agresión sobre un grupo social, deja “ipso facto” de ser Estado y se convierte en su contrario: Revolución o Contrarrevolución y golpe de Estado. El golpe de Estado es, golpe al Estado, su desnucamiento.”
            Marías apostilla en su artículo recordatorio que la medida del grado de legitimidad de un Estado es su nivel de agresión a los diversos grupos sociales.
            La cuestión regional en España se trató de manera parcial en la República y no de manera general como en la Constitución de 1978, con evidente influencia de Ortega en casi todos sus aspectos, en gran parte debido a la presencia de Julián Marías en la vida política española, tanto en su condición de Senador por designación Real como en su papel como escritor de gran influencia social.
            Para Ortega “La idea de Nación expresa el deber de quebrar todo interés particular en beneficio del destino común de los españoles. Hay que imponer el derecho superior de esa comunidad de destino sobre todo lo que es, clase, clientela o grupo” O XI p. 426.  “Si Cataluña expresase sus aspiraciones en términos de autonomía nos tendrá enérgicamente a su lado, pero no admitiremos equívoco alguno que oculte pujos de soberanía particular” O XI p. 429.
            Ramón Menéndez Pidal intervino también en esa época  y el 26 de julio de 1931 escribe en “El Sol” un artículo que titulaba “Federarnos es algo parecido a divorciarnos” “Galicia, Vasconia, Cataluña se puede decir que no vivieron un momento solas en la historia, perennemente unidas a un imperio toledano o leonés, a un imperio castellano, o a un reino aragonés(...) Las generaciones regionales(...)propenden a organizarse pensando en el idioma como arma y no como instrumento”.
            Cuando los diputados Xirau y Alomar presentaron en las Cortes un voto particular para que en el comienzo de la Constitución no se usara la frase “nación española”, don Ramón se sintió en la necesidad de defender su permanencia en varios artículos de “El Sol”.
            La crisis del año 1934, con la Revolución de Asturias y la proclamación de la República Catalana marcó la cuesta abajo del Régimen republicano hasta su desaparición en 1936. La Guerra Civil supuso un desastre para la vida española y la Dictadura posterior no hizo posible la vida política hasta su disolución en 1975. Sin embargo y a pesar de los exilios y las represiones la cultura española mantuvo su continuidad. Tanto en España como en el exilio se siguieron produciendo numerosas obras que engrandecen el recuerdo de tantos sacrificios y tantos sueños truncados.
            Los autores de fuera de España escriben sin parar y se producen obras como el “Diccionario de Filosofía” de Ferrater Mora único en su género en el mundo y perfecto resumen de la Filosofía de la “Escuela de Madrid” esparcida por el exterior e interior de España. La obra de Américo Castro, Madariaga, Sánchez Albornoz, José Gaos y tantos otros que unidos a lo que se produjo en España, como la obra de Laín y su Diccionario de Historia de la Medicina, también único en el mundo, Julián Marías y tantos otros, nuevos autores como la continuación de las obras de los anteriores: Marañón, M. Pidal, Baroja, Azorín y los más jóvenes: Cela, Delibes, Martín Gaite, Rosales, etc.
            La obra de Ortega se intentó suprimir en el interior de España, poniéndola en el Índice de libros prohibidos, pero Marías luchó para evitarlo escribiendo varios artículos, recogidos posteriormente en el libro “Ortega y tres antípodas”, con posterioridad fue atacado por el otro bando, y fue contestado por Marías en el artículo de la revista Ínsula de 1959 “Consignas convergentes”.
            Julián Marías escribió un artículo llamado “La vegetación del páramo” donde muestra la gran producción española desde después de 1939 a 1955, año de la muerte de Ortega, autor que también hay que tener en cuenta en esos años. En él rechaza la visión de España de esos años como páramo cultural que la propaganda continúa afirmando en contra de la verdad.
            La aparición de la libertad hizo posible la vida política, que volvió a plantear el problema nacional y la regionalización de España. En este caso se siguieron las directrices de Ortega de autonomía regional para  todas las regiones españolas. Volvió otra vez el intento de ocultar la expresión “Nación española” en el borrador de La Constitución. Lo que llevó a Julián Marías a intervenir decididamente en la prensa y en su puesto de Senador por designación Real.
            La permanente preocupación por los problemas de España llevó a Julián Marías a escribir multitud de artículos en esos años de transición política, recogidos en varios libros, recopilados finalmente baja el epígrafe de “La  España real”, dónde repasa las vicisitudes de esos años y las soluciones mejores a los problemas políticos de cada día.
          
  Fiel receptor de las ideas de Ortega, Julián Marías continúa con su labor orientadora de la vida española, escribiendo continuamente hasta el año 2003, dos años antes de su muerte, el 15 de diciembre de 2005. Sus libros y cursos son innumerables. Destacamos su “España inteligible” (1985), estudio de la Historia de España clarificador de su sentido y guía de las víctimas de los planes de educación empobrecedores que nos afligen desde hace muchos años.
            Para Marías “Los visigodos sirvieron de modelo a la Reconquista. “La España perdida” que sirve de acicate y referente para la lucha contra el Islam”.
Vista de La Habana
            “El desconocimiento de la Historia es enorme, provocado, manipulado en la enseñanza para poder manejar a las personas.”
            “Los nacionalismos, dedicados a crear Historia-ficción se empeñan en descalificar porciones de la Historia de España, que al implicar a muchas personas lleva a una obstrucción del porvenir, asociados a gobiernos que lo permiten”.“Es necesario la posesión de España y su Historia para acabar con eso y así proyectar mejor el futuro.”
            En el libro “Ortega. Las trayectorias”(1983), Julián Marías dice: “Se intenta poner en cuestión la soberanía nacional, supuesto de las autonomías, con la lamentable consecuencia de que el torso de España se irrite contra las regiones insolidarias y, de paso, contra el Régimen que ha abierto el camino al espíritu de escisión” O Tr. p. 353.
            En un artículo del 19 de junio de 1987 titulado “Totalitarismo ¨legal´” Marías rechaza la posibilidad de partición de España, aún en el caso de un referéndum nacional pues “Un país no es propiedad de los presentes, pertenece a todas las generaciones que lo han constituido y todavía más a los venideros”.
             Marías siguió escribiendo hasta el año 2003. Sus artículos fueron recogidos en varios libros: “El curso del tiempo”(1998) “Tratado sobre la convivencia” (2000) y el último “La fuerza de la razón”(2005) En todos ellos muestra una preocupación por los problemas actuales con una claridad y rigor difícil de encontrar hoy en día, por no decir imposible.
            Innumerables son los cursos que realizó. Desde el año 1981 en que se creo una cátedra para él en la Universidad a Distancia dictó cursos en el Instituto de España hasta el año 2000, cursos seguidos por innumerables personas que recordamos con añoranza, que dieron lugar a algunos libros suyos de gran importancia como”España inteligible”(1985) “ La felicidad humana”(1987) “ La educación sentimental” (1989) “Cervantes clave española”(1990)” La moral y las formas de vida” (1996) Otros cursos fuero los del Colegio libre de Eméritos, desde 1987 a 2002, como el que dio lugar al libro “La perspectiva cristiana”(1999)
            Presidió la Fundación de Estudios Sociológicos (FUNDES) para estudiar los problemas contemporáneos de España, con muchos cursos dirigidos por Julián Marías, dónde intervinieron lo más granado de la Cultura española de esos años y que pueden seguirse, algunos de ellos, en la Revista “Cuenta y Razón”, también fundada por Marías. Y  es posible consultar en Internet:  www.cuentayrazon.org
            Cultura española, de  cuyo Siglo de Oro todavía seguimos viviendo y que se puede repetir; como dijo Marañón: “ Sólo hace falta patriotismo y buena voluntad”.




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